Olivier Vilain de La Figuera

Aquí 10 comentarios que escuchas si practicas apnea (y algunas respuestas que ofrecer)

Aquí van 10 comentarios que escuchas constantemente cuando la gente se entera de que practicas la apnea. En este artículo, te dejo algunas respuestas que ofrecer a esos comentarios críticos (los más habituales) que tendrás que oír al decir que eres apneísta.

CASO PRÁCTICO: ACABAS UN CURSO DE APNEA, ESTÁS CONTENTO Y SE LO CUENTAS A LA GENTE DE TU ENTORNO

La situación más habitual es la siguiente: sea cual sea tu motivación, has hecho un curso de apnea. Y tras esa formación, por básico que sea tu nivel y conocimiento de este deporte, la experiencia te deja “marcado”. Sí, hay un antes y un después de un curso de apnea… independientemente de que sigas practicando después del curso, la experiencia queda en tu interior para siempre. El caso es que, tras tus primeras apneas en mar o piscina con tu instructor y compañeros de curso, empiezas a contar a tu círculo más cercano lo que has hecho. A la familia, amigos o compañeros de trabajo les cuentas que estuviste dos, tres, cuatro minutos sin respirar en una piscina, que bajaste nosecuántos metros en el mar, que llegaste a “cruzar” dos piscinas enteras buceando… ¡Y que fue genial! Pues no lo van a entender (la gran mayoría al menos). Desde que empieces a contar todas estas cosas, el aluvión de comentarios negativos al respecto va a ser abrumador. ¿Solución? Puedes contestarles tú mismo o bien enviarles este link por Wathsapp y apañado.

Cosas que oyes constantemente cuando eres apneísta:

  1. «¡No te llega oxígeno al cerebro!»
  2. «¡Eso no puede ser bueno!»
  3. «Deja, deja… a mí me gusta mucho respirar»
  4. «Eso no es natural…»
  5. «Me da claustrofobia solo de pensarlo»
  6. «¿Cómo sabes que vas a conseguir volver a llegar arriba?»
  7. «¿Eso es un deporte?»
  8. «Para aguantar más, hiperventilas…»
  9. «Yo aguanto cuatro minutos y bajo 25 metros, parada descompresión incluída…»
  10. «¿Apneísta? ¿Es que roncas mucho?»
El apneísta está acostumbrado a dar muchas explicaciones sobre su deporte.

Ser apneísta tiene efectos colaterales en nuestro día a día. Y uno de ellos es que te pegas la vida dando explicaciones. Dudo que haya muchos deportes que despierten tantas preguntas e incluso tantas reacciones iniciales negativas o de incomprensión como la apnea. Tienes dos posibilidades: pasar de todo y ni contar que practicas apnea… o intentar ser didáctico. Tengamos en cuenta que, fuera de nuestro círculo, lo cierto es que poco se sabe de este deporte y ese desconocimiento hace que, constantemente, tengamos que explicar nuestra actividad y defenderla porque la mayoría no nos comprende. Queda un poco calimero decir que somos unos incomprendidos, pero es así (no en todas partes. Hay países como Francia o Italia en los que la apnea es un deporte muy bien considerado). Sí decides explicar cómo y por qué te gusta la apnea, tienes por delante un trabajo pedagógico inevitable, constante y de fondo… a veces puedes llegar a desesperar, pero otras veces resulta gratificante. ¿Gratificante por qué? Pues si explicas bien las cosas, con paciencia, tranquilidad y pasión, puedes despertar la curiosidad o el interés en más de una de las personas que te haya escuchado. Con el tiempo, seguro que alguien que al principio te ha criticado puede acabar queriendo probar eso de la apnea. Comprobado.

El «reflejo de inmersión» permite al ser humano acondicionar su cuerpo para que deje de respirar unos minutos.

Hagamos un repaso de lo que vas a escuchar, de lo que te van a decir por practicar apnea. Y también te dejo algunas de las respuestas que pueden servir para defenderte.

1) «¡No te llega oxígeno al cerebro!»

Típico. Es una de las reacciones más habituales, te lo van a decir cada dos por tres. La gente relaciona respirar constantemente a que te llegue oxígeno al cerebro. Y en realidad es así. Pero que dejemos de respirar unos minutos no significa que, inmediatamente, el cerebro se quede sin oxígeno. Es como decir que si cerramos los ojos durante un rato nos quedaremos ciegos. Vamos a dejar de respirar un tiempo, sí, pero luego volveremos a respirar y  a lo largo de esa apnea no ha faltado el oxígeno en nuestro cerebro ni un microsegundo. Aquí tendrás que echar mano de tus nociones de fisiología de la apnea y explicar, con pausa y tranquilidad, que el cuerpo humano está preparado para dejar de respirar unos minutos. Recuérdale a tu interlocutor que somos mamíferos, como las ballenas o los delfines. Por eso, todos los seres humanos tenemos una serie de mecanismos fisiológicos que se ponen en marcha cuando dejamos de respirar. Primero se activa la vasoconstricción periférica, luego la bradicardia, sigue la migración de la sangre, el bazo se pone a trabajar el doble…  insiste en que todo eso permite al cuerpo aprovechar el oxígeno que hemos metido en nuestro cuerpo en la última bocanada de aire que hemos realizado antes de comenzar la apnea. Racionamos ese 02, lo gestionamos de forma natural, surtiendo en todo momento a nuestro cerebro del oxígeno que necesita. Evidentemente, todo tiene un límite y, como deportistas, aprendemos a no llegar a ese límite (o nos desmayaríamos, cierto). Por eso, primero aprendemos la teoría, luego la práctica y, por supuesto, hacemos apnea en pareja para que, en el caso de que traspasáramos nuestro límite, nuestro compañero actúe como indican los protocolos de seguridad. Porque lo que es básico que dejes bien claro es que NUNCA hacemos apnea en solitario. Es la regla número 1 de este deporte.

2) «¡Eso no puede ser bueno!»

Pues sí lo es. La apnea es beneficiosa para cuerpo y mente. Porque la apnea es más que dejar de respirar. Es un modo de vida en el que equilibras muchos aspectos de tu día a día. Los apneístas introducimos en nuestra actividad cotidiana métodos de relajación (incluso meditación), de respiración, tablas de estiramientos, añadimos ejercicios físicos muy variados para completar nuestro entrenamiento (nadar, correr, ir en bici…). Buscamos una alimentación sana, equilibrada, alcalina… Nos interesamos por el cuerpo humano y su funcionamiento para entendernos mejor, estudiamos, nos informamos… Y al final, adoptamos un estilo de vida muy sano con el objetivo de ser mejores apneístas, sí, pero que además repercute en todos los aspectos de nuestra vida. La apnea, practicada con seguridad y sentido común, es buena para el cuerpo y la mente. Si aprendes a luchar mentalmente contra las ganas de respirar, también eres mejor en la gestión de situaciones de stress. Puedes contar igualmente que muchos apneístas participamos en investigaciones científicas con centros universitarios interesados en cómo funciona nuestro cuerpo durante la apnea. Puedes añadir otro argumento: cada vez es más habitual que reclamen a instructores de apnea para dar cursos a cuerpos de élite de fuerzas de seguridad, bomberos… o a deportistas de alto nivel, desde motoristas a futbolistas de los mejores clubes del mundo. Y este tipo de personas están rodeadas de médicos y expertos en deporte.  Si acaban recomendando hacer cursos de apnea, será por algo, ¿no?

3) «Deja, deja… a mí me gusta mucho respirar»

¡Y a nosotros los apneístas! Nos gusta respirar tanto o más que al resto del mundo. De hecho, aprendemos a respirar mejor que la gente. Constantemente tenemos noción de nuestra respiración, más allá de que sea una actividad mecánica. Trabajamos la respiración porque es básica para mejorar en la apnea. Respiramos bien, mejor dicho: ventilamos.

Los apneístas aprendemos a respirar lo mejor posible para practicar nuestro deporte.

Un apneísta tiene la suerte de saber disfrutar en cualquier lugar o momento de una buena respiración. Apreciamos cualquier bocanada del aire que entra en nuestros pulmones, lo manejamos bien en su inhalación o bien en la exhalación… podemos incluso saborearlo, imaginar que el aire que respiramos es de un color. En realidad, aprendemos a entender mejor la respiración que la mayoría porque somos más conscientes de ella todo el día.

 

 

4) «Eso no es natural…»

Bueno, es verdad que necesitamos respirar y que en el agua no podemos. Pero, como decíamos en el primer punto: nuestro cuerpo está preparado para meterse en el agua y dejar de respirar un rato. Lo que no es natural es respirar debajo del agua, es decir: bucear con botellas. Curiosamente, nos dicen que los raros somos nosotros por estar en el agua en apnea, cuando lo que no es natural en absoluto es respirar aire comprimido de una botella y hacerlo en el agua. El buceo con escafandra es una actividad preciosa, recomendable, pero eso sí que es un invento desarrollado por la tecnología y la curiosidad humana. Desde que el ser humano existe, ha buceado y lo ha hecho sin botellas, es decir: en apnea.

5) «Me da claustrofobia solo de pensarlo»

A los apneístas nos pasa toooodo lo contrario. En el agua y en apnea nos sentimos inmensamente libres. No sufrimos por no estar respirando, hemos aprendido a disfrutar. Y nos haces felices la ingravidez del movimiento en el agua. Nos desplazamos suavemente hacia cualquier lado y con menos limitaciones que un buceador.

En profundidad, el apneísta va mejorando sus marcas poco a poco, según sus cualidades y experiencia.

Es verdad que tenemos que subir para respirar a menudo, pero no llevamos un regulador en la boca, ni un jacket, ni un montón de kilos de plomo… podemos subir y bajar sin pensar en el nitrógeno (en la faceta de apnea recreativa me refiero, a ciertos niveles sí entra en juego la narcosis y otros muchos factores físicos en los que no vamos ahora a entrar porque sería muyyyyy largo…). ¿Claustrofobía? Todo lo contrario.

6) «¿Cómo sabes que vas a conseguir volver a llegar arriba?»

Porque no estamos locos. Cuando hacemos profundidad, no empezamos diciendo: “voy a bajar 60 metros” sin saber que somos capaces de hacerlo y que nuestro nivel nos lo permite. O si no sabemos manejar bien las técnicas de compensación. Vamos ganando metros en profundidad poco a poco, a medida que vamos entrenando y agrandando nuestra experiencia y conocimiento. Nunca buscamos profundidades que no sepamos que somos capaces de alcanzar gracias a esa experiencia. Todo se aprende y la apnea en mar también. Es como cualquier otro deporte. Por ejemplo: si decides que quieres empezar a correr, te comprarás unas zapatillas y primero harás un kilómetro, después dos, luego cuatro… ¿o acaso todo el mundo empieza por una maratón? Pues no, claro.

7) «¿Eso es un deporte?»

Absolutamente. En todos los sentidos. Y muy completo. Hay una Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS) y dentro de los deportes federados está la apnea, por supuesto, con sus campeonatos en todas las modalidades de la apnea (indoor y outdoor). No descartemos incluso que pueda ser un deporte con presencia en los Juegos Olímpicos del 2024 (se está trabajando en ello). Pero además de estas cuestiones administrativas, es un deporte muy intenso y perfeccionista que, para desarrollarse a buen nivel, necesita (como decíamos antes) de entrenamiento específico, flexibilidad, ejercicios cardio, nutrición adecuada, fuerza mental, formación, investigación, conocimiento del reglamento, compañerismo… No es que sea “un deporte más”, es que es uno de los más completos de existen.

La relajación es una de las claves de la apnea en cualquiera de sus modalidades.

8) «Para aguantar más, hiperventilas…»

Que te hagan este comentario significa que esa persona ha leído algo sobre el tema. Y que lo que ha leído es totalmente erróneo. Dile que no, que al contrario, que hiperventilar es peligroso en nuestro deporte ya que genera desequilibrios químicos nada recomendables e incontrolables. No es cuestión de darle una clase magistral a quien te diga esto, pero sí explícale que en vez de hacer respiraciones fuertes y cortas para preparar una apnea, las hacemos largas y suaves. Quítale la hiperventilación de la cabeza y le harás un favor

 

 

 

9) «Si, yo también he hecho apnea. Aguanto cuatro minutos y bajo 25 metros, parada descompresión incluída…»

Típico listillo que hizo un amago de bautismo de buceo en un viaje a Cancún y no tiene ni idea de apnea, pero tampoco de buceo. Cambia de tema y no hables más de apnea con él, no merece la pena gastar energías en ello con este perfil.

10) «¿Apneísta? Eso es que roncas mucho»

Sin comentarios….

Una cosa más: lo habitual es que alguien que no sabe nada de este deporte lo mezcle todo: los metros que bajas con el tiempo que aguantas, las modalidades de piscina con las de mar… es normal. Con explicarle que la apnea es un deporte con diferentes modalidades en las que se trabajan las magnitudes de tiempo (estática), distancia (dinámica) o profundidad (mar), solucionado. Yo suelo decir que, igual que en el atletismo hay un montón de modalidades, en la apnea pasa lo mismo.

En la apnea, hay modalidades de tiempo, distancia y profundidad.

Has dado explicaciones, has intentado ser didáctico y ofrecido respuestas sensatas sobre la reacción del cuerpo humano durante la apnea, pero tu interlocutor sigue cerrado en banda, asegurando que “eso no puede ser bueno”. No pasa nada, esto no consiste en que le convenzas. Sólo has respondido a sus preguntas de manera amable.

De todas maneras, algunas veces, llega la sorpresa: alguien que meses antes te decía que “eso es peligroso” o “no entiendo por qué te gusta aguantar la respiración, no tiene sentido” puede acabar estando interesado en aprender a hacer apnea. Igual ha visto reportajes en la tele o vídeos en internet después de hablar contigo. En ese caso, recomiéndale que, primero, haga un curso de formación y, después, que la practique con un club o un grupo de entreno. Déjale bien claro que la formación es crucial y que la seguridad también lo es.

Porque… recuerda: NUNCA SE DEBE PRACTICAR LA APNEA EN SOLITARIO.

5 comentarios

  1. Oli! Como siempre ¡Eres genial! Me lo guardo para cuando me llamen «loca por aguantar la respiración» 😉

  2. Jaajajajajajjaja… Ahora que caigo, me ha faltado otro comentario de esos muy clásicos: «¿Y eso? ¿Pa qué sirve?»

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